Los admiradores y
grandes defensores del fascismo, solo lo dicen a escondidas aunque se les
conoce por sus actos, ya algunos se están soltando la melena con la mayoría
absoluta, solo hay que ver el poder que tiene el OPUS en el actual gobierno, y
en ciertas comunidades. ¿Qué duda cabe que los que tenemos pertenecen a esa
derecha fascista y son admiradores del Fascismo? y más aún con unos sindicatos
de barriga llena.
Está claro que con
esta mayoría absoluta de estos admiradores del fascismo estamos en una
dictadura dentro de una supuesta democracia hecha a medida.
Los nuevos admiradores del fascismo, es una
dictadura contra los que quieren el bienestar del pueblo, quieren destruir la
vida y lo más bello del planeta y la Humanidad, es una dictadura contra los
principios del obrero. Son criminales imperialistas a los que se les echó para
no permitirles que vuelvan a implantar sus garras, pero han vuelto con el voto,
hecho a medida en su democracia.
Nunca he visto un país libre, donde la
democracia no pertenezca al pueblo. Somos un pueblo digno, generoso y
solidario. Donde los ciudadanos no son mercancías sino la medida de todo, dónde
la educación, la cultura y el arte son del pueblo, para el pueblo, para todos y
no una mercancía más para los admiradores del fascismo.
En España y en los países admiradores del
fascismo, son esas minorías que imponen sus voluntades sobre los pueblos, los
explotan, los destruyen, los conducen a la destrucción. Eso son los admiradores
del capitalismo, la libertad de unos pocos para exprimir a las personas, a las
que tratan como ganados, como esclavos. Donde no hay libertad de expresión sino
de empresa, todos los medios en manos de los admiradores tiranos del dinero,
con mercenarios a sueldo que se autoproclaman periodistas que mienten para
lavar la imagen de su amo al que sirven, intoxican por un mendrugo de pan.
Somos millones de prisioneros políticos
porque luchamos por una verdad que es el pueblo, y no nos vamos a callar frente
a los abusos de los admiradores fascistas poderosos, por ser justos e íntegros.
Es lógico que seamos prisioneros
políticos en las calles, nuestro ejemplo es un peligro para los admiradores del
fascismo sátrapas que nos gobiernan.
Solo un simple
fascista es incapaz de comprender que no hay peor admirador del fascismo que el
que no sabe que lo es.
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