jueves, 28 de febrero de 2013

El PSOE ha perdido un discurso común a nivel nacional y no tiene un proyecto para España.........


Los que pensaban que el PSOE había tocado suelo el 20N se equivocaban. Siempre se puede cavar.
El PP quiere un PSOE cómplice del recorte de derechos constitucionales. La complicidad ya les ha costado 5 millones de votos, que sigan.


Lo de "renovación ideológica sin dimisiones" suena a aquello de Groucho de "tengo mis principios, pero si no le gustan, tengo otros".

Los que corren, como Bono, a pedir una renovación profunda en el PSOE son los primeros que deberían salir del escenario…………..

El abismo en el que está cayendo el PSOE nace de su indefinición.

Hoy los políticos viven entre políticos, llegan a la política sin pasar por la calle...
Hoy los políticos son como los curas hablan de cosas que nunca han experimentado (el matrimonio)
Los problemas del PSOE, vienen de lejos. Su deriva a la derecha. (Dejémonos de centros) trae estos resultados; se ganan 2 votos con la mano derecha, y se pierden 10 por la izquierda. Se empezó dejando de hablar de socialismo y se pasó a hablar de socialdemocracia (ya sobra la "S"). Se pasó de levantar el puño para quedarse de brazos cruzados y llenarse la boca de la clase media (ahora clase baja y sigue bajando) a la baja y más abajo todavía, (ya sobra la "O" también). La “P” de partido pasó a ser una peña de amiguetes aplaudidores en vez de militantes (hay que darle las gracias a ciertos barones). Se pasó de la chaqueta de pana y el vaquero al traje y corbata. Se pasó del contacto directo con los militantes al Twitter, que está muy bien en las grandes ciudades; pero, que en pequeñas ciudades y pueblos no pinta nada. Se pasó del rojo al azul (pasadas Elec. Gnrles.) y al gris en las gallegas. En un reciente mitin, en Galicia, regalaban claveles en vez de rosas. Se jubilaron a los mayores y si pasan de 40 ya no sirven, (que se lo digan a los que votaron a Beiras). En vez de modelo productivo se habla de consumir para crecer. Es que son muchas cosas.


Es verdad que hay que hacer una profunda reflexión tras los resultados electorales, pero no solo  de estos, sino, también de  los que se produjeron en las últimas elecciones generales, tarea todavía sin hacer. En estos momentos el modelo de estado, aún siendo muy importante, no es la preocupación prioritaria de los ciudadanos.


Los ciudadanos están,  pidiendo no solo un discurso nuevo, sino también caras nuevas o no tan nuevas, en las que puedan, confiar,  y no les parecen fiables quienes habiendo tenido responsabilidades de gobierno, ahora prometen hacer lo que en su momento no hicieron,  por eso se necesitan caras nuevas y caras que animen a ganar. El partido y la sociedad sabrán agradecérselo.
Desgraciadamente ninguno lo hará.  Siempre quedará eso de que en los momentos difíciles no hay que abandonar el barco, que gracia y que discurso tan bajo, bueno, es lo que hay.


El problema del PSOE es mayo de 2010, cuando Zapatero puso España por encima de él (y de su partido) y costara lo que costara (que va a ser muchísimo) y le costara lo que le costara (a él y al PSOE) reconoció que las políticas de no recorte, de estímulo y de dar una salida social a la crisis por la izquierda no habían funcionado.



Yo no sé si Zapatero tenía razón antes de mayo de 2010 o después, pero el PSOE tiene que dejar de ir de sobrado, aclararse las ideas y decidir lo que quiere ser y hacer en el futuro. Utilizar a Hollande como bandera es absurda, pues lo que dice éste es que se ha de volver a las políticas fracasadas anteriores a mayo de 2010. Si se ha de dar una respuesta social a la crisis, tendrá que ser de otra manera. Aquello no funcionó. Y para hacer lo que hizo el PSOE después de mayo de 2010 ya está el PP, lo cual tampoco es una solución. El PSOE ha de encontrar su norte y le va a costar. Pero, de momento, lo que debería hacer es dejarse de ínfulas, arrimar el hombro y no hacer el tipo de NOposición que tanto (y con razón) criticó al PP.


Mi conclusión de estas votaciones, especialmente en lo referente a Galicia, es que los votantes del PSOE, en un ejercicio de autocrítica con el tibio liderazgo de Rubalcaba.

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