Si las rocas hablaran sólo los poetas las escucharían. Decir
amigo, es decir ternura. Grande entre los grandes. Poeta entre poetas. Tanto
que he leído (sigo leyendo) su poesía en labios de sus asesinos, usando sus
palabras, sus gritos, para justificar su muerte. Decir Miguel Hernández es
decir Historia de España. Es decir guerra, cebolla, hambre, cárcel, vergüenza,
es decir pueblo y compromiso, y por supuesto, es decir poesía. Miguel
Hernández, aquel del que una vez dijo Neruda que era deber de España conocerlo,
sacarlo de la oscuridad al que la derrota de su historia lo condenó. Hoy vamos
a cumplir con Neruda y con la poesía, con España y con la memoria histórica,
para acercarnos de la forma más íntima posible a un poeta y a su tiempo, el
tiempo que nos hizo como somos hoy día, el tiempo que nunca debemos olvidar.
Bienvenidos hoy, entre vientos del pueblo, a la historia de un hombre que no
morirá nunca.
La primera vez que se me puso el vello de punta con Miguel,
fue en el año 73, estando en Ginebra, desde entonces me acompaña como luz entre
la sangre y el dolor de las sombras, me sigue pasando cada vez que le leo, y
con alguno de sus poemas, aun se me hace un nudo en el estómago, y siento rabia,
mucha rabia de pensar como truncaron su vida, cuantos versos y cuanta vida
fecunda desaprovechada de forma inútil. Miguel Hernández muere tuberculoso en
la cárcel de Alicante a los treinta y un años, murió tan joven, no precisamente
por su enfermedad sino por sus condiciones como encarcelado, a quienes no se
les daba asistencia, al contrario. Cuando caían enfermos lo que en ese tiempo
sucedía a muchos por la guerra los presos no eran tratados, por lo tanto no
curados y morían víctimas de su enfermedad por las condiciones inhumanas en las
que se encontraban. "El poeta moría demasiado temprano y sin querer dejar
la vida a los 31 años, con los ojos muy abiertos, sin querer descansar, a pesar
del infierno". Miguel! Tu muerte es uno de esos pecados por los que España
jamás dejará de ser madrastra.
Lucía Izquierdo: “Todo el que se acerca a un libro de Miguel
Hernández y lee un poema suyo, le es fiel para siempre y ya no se desprende de
él porque Miguel arrolla, arrastra”.
Miguel Hernández ser sensible que vivió el dolor y el horror
de la guerra, en su cuerpo y alma se imprimió desde su nacimiento el amor para
lo demás. Es un canto que llega a lo más hondo del alma, es un himno sin miedo
a la lucha por la libertad, es el dolor que cuesta la paz y la ironía que el
hombre siente en su interior busca vidas después de perder la suya, pero las
busca para seguir luchando por lo que cree que es justo. Aquí se refleja el ser
del autor, y la esperanza de que después de una tempestad viene la calma.
Hoy necesité traer a este herido, estos días le he leído en
varios sitios, y hay una cosa que me da mucha pena, de este que es para mí, uno
de sus mejores poetas, solo se conoce el fragmento al que Serrat, le puso
música, y creo que bien merece ser conocido en su totalidad… Un poeta
privilegiado, la vida le dio sinsabores, pero sus letras le conservan
Siempre-vivo.
En realidad, la poesía de Miguel Hernández, no necesita
ayuda para conmovernos.
Si alguien cree haber escrito alguna vez una carta de amor,
aun poniendo todo lo aprendido en el colegio o universidad, basta leer los
versos del pastor para darse cuenta lo majestuoso de su verso, desde la boca
más rústica y el lápiz más precario del campo.
El poeta «más radicalmente amoroso»… como decía Leopoldo Luis en 1974. El amor de Miguel Hernández no
se centra en un tema fijo sino en todos: la mujer, el hijo, el pueblo, la
amistad, la vida… La poesía de alguna forma «lo liberó» de sus cadenas. Era un
eterno «enamorado»
Cuando se lee una carta de alguno de estos seres
privilegiados se te ponen los vellos como escarpias, lee la última que envió
Agustín Zoroa ¡que testamento político! que entereza y que ser tan
extraordinario.
Nadie podrá meterla en olvido la vida de Miguel, aunque solo
sea por dos razones, porqué dejó demasiado rastro y porqué “el pueblo que
olvida su historia está condenado a repetirla”, como dijo Ruiz de Santayana y
está escrito en Auschwitz.
La poesía es el lenguaje que más se acerca a lo real.
Miguel tus versos, son de quien lee la vida como versos de
segundos y sonetos de horas, de quien desnuda el alma de la tierra cercana, de
quien sueña con el cielo y regala palabras de belleza que solo existe en los
sueños. Gracias por tus poemas, que aun regalan belleza y llegan al alma y
desnudan sueños.
Miguel Hernández, fue una flor en un desierto, no murió,
vive en los corazones de los hombres y mujeres que construyen la Historia, la
verdadera Historia.
Este crimen y el de Lorca, Ramiro de Maeztu, Muñoz Seca y el
de Ramón Acín, ni tantos otros
asesinados vilmente por las hordas de milicianos. La historia y el sentido
común no los olvidarán.
En esta vida lo importante no es lo que te ocurre sino cómo
lo afrontas.
El recuerdo de Miguel Hernández no puede escapárseme de las
raíces del corazón. Su rostro era el rostro de España, cortado por la luz,
arrugado como una sementera, con algo rotundo de pan y de tierra, sus ojos
quemantes, ardiendo dentro de esa superficie quemada y endurecida al viento,
eran dos rayos de fuerza y ternura. Que tus contornos te quieran, que te
respete la muerte.
Miguel Hernández tiene todo el vigor que necesita un poeta
herido con ansia de libertad. Guerrero. Desgarrador. Incallable.
La poesía no es solo el verso, es la fuerza que trasmite
directa al corazón.
El dolor, en su poesía, se revela tan crudo y real, Miguel lo
vivió y expresó de una manera incomparable. Cuánto me alegra saber que el
recuerdo de este gran poeta, símbolo de la justicia social, sigue presente;
máxime en estos momentos, en los que estamos tan necesitados de valores
sociales.
Los asesinos mandaban a Miguel Hernández para callarle sin
saber que él ya era eterno.
Cuando la canalla asesina a un gran hombre, acaban
haciéndole inmortal.
Nos lo robaron, igual que a tantos otros, pero su palabra ya
era nuestra, y eso no se puede borrar nunca. En 81 años no se ha sabido donde
se asesinó y se enterró a Lorca y en 75 no se ha anulado la sentencia a Miguel
Hernández. Que no se nos olvide.
Murió físicamente, ya a través de su legado ha resultado ser
inmortal. Su obra permanece latente y vigente. Me aventuro a escribir que así
será para siempre, que tanto la Literatura como la Historia siempre mantendrán
para Miguel Hernández su lugar adecuado, justo y merecido.
Todos los 28 de marzo muere un poeta, se suicida un escritor
y nace un Nobel.
Siento rabia, la rabia suscita de aquella reciente guerra
nuestra que algunos quieren meter en el saco del olvido y de la muerte de este
gran, grandísimo poeta. Por los que pedimos dignidad y nos dan excusas, patrias
o religión.
Cuando olvidamos el sufrimiento de las personas olvidamos lo
mejor de nosotros mismos.
Lo que más ofende a
los poseedores de la única verdad, es el hombre de genio amante de la Libertad,
sensible para con los menos privilegiados y consecuente con su pensamiento;
recordar aquellos que sufrieron y murieron como consecuencia de todo esto, es vital
para evitar que ningún movimiento que se asemeje a los poseedores de la única
verdad detente el poder o influya sobre el ser humano.
Miguel Hernández encarna lo mejor que ha florecido del suelo
español en el siglo XX. Un hombre que
dio su vida por sus ideales, que proyectaba compasión, amor por la vida y
pasión por el arte. Su figura ya trasciende fronteras y se ha transformado en
el símbolo universal de aquellos que sufren injusticia y anhelan un mundo donde
todo ser humano tenga valor, dignidad y respeto.
Maldigo todos aquellos que no admiten que otros vean las
cosas de su propia manera... aquellos que se autoproclaman "poseedores de
la única verdad" !
'Me siento cada día más libre y más cautivo'… Ningún amor te
ata más que «el amor libre».
Inevitable que las lágrimas rueden por las mejillas, dolor e
impotencia de hombre, hechos poesía.
A corto, mediano o largo plazo la
pluma siempre vencerá a la espada. Porque a los poetas no los matan, los
vuelven inmortales.